Primer día: una mezcla de sentimientos

Poquito a poco… el primer día completo en mi nuevo hogar deja vía libre a los siguientes.

A primera hora de la mañana no me sentía nada bien y quería volver a mi casa con todas mis fuerzas. Durante la noche me he despertado un montón de veces por el miedo, los nervios y los ruidos. Al levantarme no tenia nada para desayunar, mas que cuatro galletas que guardaba en la maleta del viaje porque ayer nadie me indicó donde hacer la compra, ni tuve tiempo para ello. Y después de eso… imposible ducharse, nada, yo al menos no, porque no existe el agua caliente. Llego a la oficina, y nada, sentarme en mi sitio con mi portátil y a mis cosas, nadie se reúne conmigo, nadie me dice nada, y parece que todo va a ser así hasta el día que vuelva mi tutor (por llamarlo de alguna manera) de España, donde esta disfrutando de su familia y amigos hasta la semana que viene, y a mi, siendo sincera, el estar por estar me supera.

Mientras explicaba mi situación a mis amigos, para desahogarme mas que nada, así, de repente, de la nada, ha venido uno de los compañeros de la oficina para pedirme que le acompañase a hacer un recado y a la vez conocer la ciudad.

Me ha enseñado todo, las calles principales, supermercados, panaderías, el mercado, el banco, el río, el muelle… todo precioso, sobre todo, como supondréis, los dos últimos. La vida en la calle es muy activa, hay muchos comercios pequeños y la gente anda de un lado para otro. El río es precioso, enorme. A la orilla del río hay bosques de un verde inimaginable hasta que no se ve. En el parque del malecón he podido disfrutar del espectáculo de unos graciosos monitos colgados de los arboles esperando que la gente les de algo para comer.

En el puerto nos hemos cruzado con gente local cargando mercancía para llevarla a otras comunidades y turistas que venían de su visita a la selva en canoa. A la vuelta de todo esto, hemos parado en un taller de motores de lanchas donde mi compañero tenia que hacer un recado y he tenido la oportunidad de comprobar que la teoría que dice que tenemos ritmos de vida muy diferentes es real, ¡que paciencia!. Y antes de volver a la oficina nos hemos dado el capricho de comernos un delicioso helado de fruta y leche, el mio era de naranjina, y no es naranja, es una fruta que solo se usa para jugos y batidos, no se puede comer. ¡Ah! Y entre paso y paso me ha confirmado mi gran miedo, el agua caliente solo existe en los hoteles o si instalas una ducha eléctrica en casa, cosa que no debe de ser tarea fácil.

Una vez en mi sitio de nuevo, he podido hablar por teléfono con mi futuro compañero de piso, me ha confirmado su llegada para mañana a la tarde y he seguido con mis cosas hasta la hora de comer, que he aprovechado para ir a hacer la compra y llenar un poco el frigorífico.

Por la tarde me he reunido con Maria, para comentar mis tareas, que como ya es sabido, es crear una base de datos. Los datos a utilizar son sobre las fuentes semilleras que gestionan, hectáreas donde hay arboles con ciertas características que dan como fruto semillas. Tienen montones de informes llenos de información para tratar. Tras ver los pros y los contras de las opciones para la creación de la base de datos me he vuelto a mi sitio con los datos en la mano para intentar buscar la mejor solución, tarea complicada.

Y de esta manera el día que ha empezado siendo duro y en el que he echando de menos todo lo que he dejado en casa ha acabado en un día interesante en que he empezado a conocer, a situarme, y a tener trabajo sobre la mesa. Las ganas de llorar y volver a casa se han convertido en ganas de conocer mas y energia para empezar a trabajar.

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